El gran reto: una mesa vacia, ni video-consolas, ni teles, incluso ni veo pelotas.
Ella lo consigue, ellos sonrien, incluso me llega el sonido de la risa, la música que acompaña los momentos en que uno se lo pasa bien.
Las manos, las miradas, los gestos,
todo está en juego, para el juego.
En juego, para los que prefieren la risa a la siesta,
pasárselo bien.
¿Qué historia está contando el niño?
¿Y la Yona?
¿Hay reglas en el juego?
¿Cúal es el secreto de su vínculo?
¿Será el del cuidado y afecto con el cual Yona los acompaña?
¿Cúal es el secreto de su vínculo?
¿Será el del cuidado y afecto con el cual Yona los acompaña?
No lo dudeís, acaso no será el único secreto, pero los vínculos de cuidado y afecto entre los seres vivos son fundamentales, aún más cuando hablamos de relación con los niñ@s.
Tres miradas a un mismo lugar,
entre sus manos la esencia, fantasía.
Cuando el niño aborda ese barco, la fantasía, y se adentra en lo fantástico ya no hay nadie que lo pueda detener.
Y menos si la fantástica Yona anda por medio y anima aún más el viaje a lo fantástico.
De todas maneras, me siento identificado con el chico de la siesta, cuando te viene el sueño hay que respetarlo, jejeje
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